Tratamiento del sufrimiento psíquico y de sus síntomas. Ofrecemos asistencia terapéutica, orientación diagnóstica y asesoramiento en relación al sufrimiento de los adultos, adolescentes, parejas y familias. Lo agrupamos en los siguientes campos:
Somatizaciones: causas y efectos
¿Qué designa el término psicosomático? De manera simple e insuficiente, diríamos que es una categoría que nombra una realidad discursiva en torno a los padecimientos cuya causa es opaca a la medicina; una realidad clínica determinada por un conjunto de fenómenos y observaciones que, inscrito en una estructura discursiva, se expone en una conversación en la que al menos hay dos sujetos: el que padece la dolencia y el profesional al que el paciente se dirige porque le supone un saber sobre su malestar.
Todo abordaje terapéutico se asienta en un modelo que resulta de la relación del sujeto con el deseo de saber sobre sus síntomas. Así, abordamos la función de las afecciones orgánicas (funcionales o lesivas) y su causalidad, explicable psíquicamente y no explicable desde un punto de vista médico.
Analíticamente, estas afecciones no se inscriben como respuesta al trauma: no son formaciones del inconsciente, del orden del retorno de lo reprimido, por lo que no son interpretables. Ofrecemos el tratamiento de los efectos subjetivos de los desórdenes orgánicos, funcionales y conversivos (somatizaciones gastrointestinales, cefaleas, dificultades respiratorias, alteraciones del ritmo cardíaco, desregulación de la presión, úlceras, enfermedades de la piel, contracturas, etc.) y de lo relacionado con el contexto personal en el que se presenta la patología.
Sintomatizaciones de la angustia, miedos y ansiedades
¿Qué medicamos al tratar psiquiátricamente el malestar? ¿Hemos de medicalizar el sufrimiento de los niños y de los adolescentes?, ¿la angustia de los adultos? Hace 30 años la patologización de la infancia y la adolescencia todavía no era rentable. Pero, ¿de dónde viene el problema?, ¿qué dimensión tiene? Si revisamos la psiquiatría clásica y los comienzos del psicoanálisis, nos sorprendería saber que estas «novedades» diagnósticas casi son bicentenarias. Quizá este dato nos anime a pensar las causas de los comportamientos desafiantes y otros síntomas del malestar sin convertir necesariamente al que sufre en enfermo mental.
Ofrecemos tratar los estados críticos de angustia y la ansiedad generalizada, su fenomenología y sus síntomas: ataques de pánico, depresiones, irritabilidad, compulsiones, obsesiones, fobias, trastornos del sueño y los llamados trastornos de la alimentación (obesidad, anorexia y bulimia), conductas adictivas (a las sustancias, al juego, al alcohol y otras adicciones).
Identidad sexual
La identidad sexual es una construcción cultural, discursiva. Abordamos los conflictos subjetivos en relación a estas construcciones: heterosexualidades, homosexualidades y sexualidades en tránsito – transexualidades u otras modalidades de la identidad sexual.
La idea de tránsito implica necesariamente dos lugares; al menos dos, relación entre dos, por desplazamiento o por travesía. Dependerá del funcionamiento de cada cual. Trans. Siempre a través de dos; nexo que determina la diferencia, la localización de lo que falta. Falta que da lugar a la metonimia del deseo, a su infinita re-presentación; a la especificidad sexual y a lo netamente inespecífico, a lo propiamente trans.
La medicalización de las categorías sexuales es contemporánea al origen del psicoanálisis. Localizamos los primeros usos de la nominación trans entre 1869 y 1910, intervalo que ubica también el trabajo de Freud con Charcot en La Salpetriêre, la colaboración con Breuer, la publicación de Totem y tabú y la fundación de la APA, referencias que señalan puntos de encuentro entre la medicina y las ciencias sociales.
A partir de los estudios etnográficos de la modalidad sexual, el ámbito teórico feminista se va desprendiendo del binarismo que comporta las nociones de heterosexualidad y género dando lugar a un modelo que representa la multiplicidad de posiciones constituyendo lo que conocemos como teoría queer y sus actualizaciones.
Problemas de relación
Tratamos los problemas que se presentan en las relaciones familiares, en la pareja, en el ámbito laboral; situaciones que dan lugar al conflicto o al aislamiento social.
Pérdidas y duelos. Tratamiento y acompañamiento
El dolor aparece ante la experiencia de una pérdida y no es el único afecto que se manifiesta en esta situación. Aparece también la angustia y sus manifestaciones sintomáticas como reacción asociada al peligro que conllevan la pérdida y la desaparición.
El dolor en un proceso de duelo se funda en el efecto de la rememoración del anhelo ante la experiencia de la pérdida. Esta experiencia dolorosa se presenta en toda ocasión en la que alguien se ve confrontado a desligarse de lo que mantiene sus vínculos con el objeto perdido. Pero que haya dolor no siempre implica que haya duelo: puede ocurrir que la respuesta subjetiva a la falta se sostenga en ese dolor, porque para esa persona quizá no sea posible desligarse de los vínculos que le ligan al objeto. Así, el dolor puede aparecer también como prueba de la permanencia del amor, de que el vínculo con el objeto no se desvanece y perpetuar de esta manera la existencia de la desaparición como presencia; un dolor así, sería síntoma de la imposibilidad de la renuncia y tratamiento posible de esa imposibilidad.